Cuando Ramoncin es mas importante que un bebé violado

Señora ministra:

En mi calidad de asesora y profesora del Cuerpo Nacional de Policia y de la Guardia Civil, he tenido que visionar vídeos, fotos y todo tipo de material pedófilo. Le puedo asegurar que son visiones que no se te quitan jamás de la cabeza y del corazón.

Me repugna ver que existen tipos en nuestra sociedad de la más baja escoria. Pero me siento más impotente cuando, después de una exitosa operación, las páginas donde hay este material siguen abiertas.

Si es en territorio nacional, las acciones van más rápidas. Siempre hay un Juez que ordena el cierre. Pero usted sabe muy bien que estas páginas suelen estar alojadas fuera de nuestro país. Los pedófilos saben perfectamente que no se suelen otorgar comisiones rogatorias a otros países para pedir el cierre, ya que suelen ser inútiles.

Parecía que no se podía hacer nada. Estamos atados por la Ley. Hasta ahora podía comprenderlo, pero…

Usted pretende imponerse por encima de la Ley. Con su norma de “patada al router” usted pretende que, toda página que a su “comisión de expertos” no le guste (porque haya, por ejemplo, enlaces a otras páginas de descarga), sea cerrada inmediatamente, sin orden previa judicial. ¿Y qué ocurre si estas página están fuera de nuestro país?. Sencillo: pedir a los proveedores de información (Telefónica, Orange, etc etc) que corten el acceso a estas páginas a los usuarios.

Y yo me pregunto, señora ministra: ¿por qué hay que respetar los derechos de Ramoncín por encima de todo, incluso cortando el acceso a internet? ¿Por qué no toma la misma medida contra las páginas pedófilas?. ¿Es que le importa a usted más Ramoncín que las victimas de la pedofilia?.

Este mundo es muy injusto, ¿verdad?. Yo podría comprender que hubiera un grupo de personajillos que fueran escoria social. Pero no puedo comprender un Gobierno que le importa más defender a Ramoncín que a inocentes niños, incluso creando normas a medida cuando en los Juzgados siempre les han quitado a ustedes la razón.

Señora ministra, quede usted con mis más sincera repulsas.

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